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Formación bonificada: 6 razones para gestionarla en tu empresa
La formación bonificada es una manera económica de mejorar el rendimiento de tu equipo de trabajo, de que los trabajadores por cuenta ajena adquieran nuevos conocimientos, nuevas aptitudes y nuevas especializaciones, que repercutan directa y positivamente en la competitividad de la empresa. Descubre qué es y por qué deberías gestionarla en tu empresa.
¿Qué es la formación bonificada?
La formación bonificada es una herramienta con la que cuentan las empresas para formar a sus empleados a través de cursos bonificados, cofinanciados (la mayoría de las veces) entre la propia empresa y la seguridad social.
Todo trabajador por cuenta ajena en España aporta cada mes a la seguridad social. Dentro del importe, que se deduce automáticamente de su nómina, se incluye un pequeño monto dedicado a la formación profesional.
De esta manera, a través de un programa de formación coordinado por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE), antiguamente Fundación Tripartita, las empresas pueden recuperar estos aportes financiando cursos de formación para sus trabajadores.
Cómo funciona la formación bonificada
Antes de adentrarnos en las razones por las que las empresas deberían aprovechar la formación bonificada (vamos, que algunas ya las imaginarás) vamos a indagar en el aspecto práctico.
En la práctica, la empresa adelanta el coste completo del curso de formación y luego una cantidad determinada del costo se bonifica en sus aportaciones a la seguridad social.
¿Qué cantidad se va a bonificar? Dependerá del tamaño de la plantilla de la empresa, del tipo de curso de formación, y de la cantidad que hayan aportado en concepto de formación bonificada en el periodo fiscal anterior.
Los cursos en cuestión pueden ser internos, dictados por la propia empresa, o contratados a terceros, a entidades organizadoras dedicadas al dictado de cursos de formación bonificada (organizaciones que, en su mayoría, también se encargan de la debida tramitación ante la seguridad social). A su vez, estos cursos pueden ser en línea, presenciales o mixtos.
El coste de la formación bonificada
Según el esquema de bonificaciones por formación bonificada establecido por FUNDAE, las empresas tienen derecho a acceder a un crédito de formación equivalente a un porcentaje determinado de sus aportaciones en concepto de formación profesional, dependiendo del tamaño de su plantilla:
- 1 a 9 empleados: 100% de las aportaciones.
- 10 a 49 empleados: 75% de las aportaciones.
- 50 a 249 empleados: 60% de las aportaciones.
- 250 empleados o más: 50% de las aportaciones.
De esta manera es más fácil comprender el concepto de cofinanciación, ya que en la mayoría de los casos la empresa deberá aportar al menos una parte (así sea pequeña) del coste del curso.
Para la cofinanciación, se tiene en cuenta el siguiente esquema, una vez más con base en el tamaño de la plantilla de las empresas:
- 1 a 5 empleados: exentos de cofinanciación.
- 6 a 9 empleados: 5% de cofinanciación.
- 10 a 49 empleados: 10% de cofinanciación.
- 50 a 249 empleados: 20% de cofinanciación.
- Más de 250 empleados: 40% de cofinanciación.
Por supuesto que, de todas maneras, existen máximos previstos para los costos en concepto de formación bonificada que una empresa puede bonificar en sus cotizaciones a la seguridad social.
El más obvio de estos límites (pero no el único) es que ninguna empresa puede recibir una bonificación por formación bonificada superior a sus aportaciones en concepto de formación profesional a la seguridad social.
Un último detalle importante de considerar en este sentido, en especial en el caso de empresas pequeñas, es que todas las empresas españolas que cotizan a la seguridad social cuentan con un importe mínimo anual de 65 € por trabajador o 420 € por empresa (el monto que sea mayor) para formación bonificada, independientemente del monto de sus aportaciones.
La burocracia de los cursos de formación bonificada
Existen toda una serie de pasos y requisitos para beneficiarse de la bonificación por formación bonificada.
Por ejemplo, el curso debe estar relacionado directamente con la actividad de la empresa, debe superar las 2 horas de duración y no puede ser atendido por más de 30 empleados a la vez en el caso de cursos presenciales, 25 en el caso de Certificados de Profesionalidad, y 80 (por tutor) en el caso de cursos a distancia.
Además, es necesario darse de alta en la aplicación de FUNDAE con una firma digital y gestionar, a través de ellos, las futuras bonificaciones correspondientes una vez finalizado el curso de formación bonificada.
Es debido a la relativa complejidad de este tipo de trámites que muchas empresas deciden contratar los servicios de un centro de formación que imparten cursos de formación bonificada y, a su vez, se encargan de gestionar las bonificaciones.
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Como veremos en breve, la formación bonificada es una gran oportunidad para mejorar íntegramente la competitividad de la empresa y, a la vez, la fidelización de los empleados; pero, lo sabemos, gestionarla puede ser un trabajo complejo.
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Formación bonificada vs. Formación subvencionada
Así como un gran número de empresas desconocen la existencia de la formación bonificada, son muchos los que la confunden con la formación subvencionada; pero, por supuesto, no son lo mismo.
A diferencia de la formación bonificada, en la que la empresa recibe una bonificación en sus aportes a la seguridad social que parte de la cantidad que ha aportado en el periodo anterior en concepto de formación bonificada a cambio de brindar cursos a sus empleados, la formación subvencionada es, por definición, gratuita.
La formación subvencionada consiste en cursos dictados por distintas entidades estatales, privadas o sindicales, dirigidos a trabajadores, autónomos y desempleados, sin coste para las personas que asisten.
Además del coste, que en la formación subvencionada es gratuito y en la formación bonificada no, otra diferencia es que en el caso de la primera la formación corre por fuera de la empresa, mientras que en el caso de la segunda, se dicta dentro del entorno de la empresa.
Permisos Individuales de Formación
Una modalidad alternativa a los cursos gestionados por las empresas que cae dentro del programa de formación bonificada son los Permisos Individuales de Formación (PIF).
El PIF es un permiso otorgado por la empresa que obtiene un empleado para realizar un curso de formación bonificada.
En otras palabras, en lugar de que la empresa organice una acción formativa para toda la plantilla, un empleado puede solicitar un PIF para poder atender a un curso por su cuenta, aprovechando la bonificación.
En este caso, los cursos no pueden tener una duración mayor a 200 horas por curso o por año, deben estar dirigidos a la obtención de una titulación u acreditación oficial, y la modalidad debe ser, al menos en parte, presencial.
Por parte de las empresas que reciben una solicitud de un Permiso Individual de Formación, para rechazar el permiso deben contar con una justificación razonable. Es decir, que en la mayoría de los casos (al menos, en teoría) deben aceptar los PIF que sus empleados solicitan.
Ventajas de gestionar la formación bonificada en las empresas
¿Por qué deberían las empresas gestionar cursos de formación bonificada para sus empleados, considerando la inversión de tiempo y capital que conllevan? Luego de evaluar las ventajas, que detallaremos a continuación, te preguntarás, en realidad, por qué no.
Es que contar con empleados más cualificados, actualizados en los diferentes aspectos técnicos y prácticos de la industria, solo puede repercutir positivamente en la empresa; conseguir esto a un coste considerablemente inferior al coste de mercado, es una gran oportunidad.
En definitiva, las principales ventajas de gestionar la formación bonificada en una empresa son:
- Mejora de las competencias de los trabajadores.
- Aumento de la productividad y la eficiencia de la empresa.
- Mayor fidelización laboral.
- Atracción de talento.
- Actualización periódica.
- Potencial para nuevas oportunidades de negocio.
Competencias de los trabajadores
Los trabajadores son, en general, la espina dorsal de las empresas. Toda inversión en una acción formativa dirigida a los trabajadores es una inversión en la competitividad de la propia empresa.
Productividad y eficiencia
Una mejora en las competencias de los empleados de una empresa tiene siempre un impacto positivo en los niveles de productividad y eficiencia.
Al adquirir nuevos conocimientos técnicos, prácticos o teóricos relacionados con la actividad de la empresa, los empleados tienen nuevas oportunidades para introducir cambios en los modelos productivos que generen impactos positivos y ayuden a las empresas a crecer.
Fidelización laboral
Otro de los grandes incentivos para gestionar cursos de formación bonificada son los aspectos relacionados con la fidelización laboral.
La formación bonificada suele generar un sentimiento de pertenencia por parte de los trabajadores hacia la empresa.
Al formarse dentro de la empresa, los empleados suelen demostrar más compromiso con esta, lo que repercute en una reducción de la rotación del personal (con los costos que esto implica de por sí).
Además del compromiso, la posibilidad de acceder a acciones formativas en el entorno de la empresa aumenta la motivación de los empleados que, cada vez más, buscan nuevas maneras de impulsar su propio desarrollo profesional.
Atracción de talento
Relacionado con la fidelización laboral, ofrecer cursos de formación bonificada a los empleados es un gran factor de atracción para nuevos talentos que valoren la posibilidad de crecer dentro de la empresa y de seguir formándose profesionalmente.
Esto puede ser clave para atraer a los profesionales mejor capacitados a la empresa.
Actualización periódica
Vivimos en un mundo cambiante. Todos los días aparecen nuevas tecnologías, nuevas metodologías y nuevos procedimientos que, de a poco, van dejando obsoletas a las tecnologías, metodologías y procedimientos de ayer.
En este contexto en constante renovación, mantenerse actualizado no solo es ventajoso, sino necesario.
Los cursos de formación bonificada son una manera perfecta para actualizar a los empleados de las empresas sobre los diferentes aspectos relacionados con la industria en la que operan.
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Nuevas oportunidades
Al final, todo lo anterior conlleva a una gran ventaja para las empresas: la posibilidad de abrir nuevas oportunidades de negocio.
La formación bonificada es una herramienta creada para fomentar el crecimiento profesional de los trabajadores españoles y, como tal, es clave para la creación de nuevas oportunidades dentro de las empresas.
Las razones para gestionar la formación bonificada son varias y, si se considera que se trata de una herramienta sumamente económica (y, en algunos casos, gratuita), la decisión de aprovecharla es muy fácil de tomar.
Se trata de una manera perfecta de impulsar la productividad y la competitividad de las empresas, de mejorar la fidelización laboral de los empleados que se benefician de estos cursos, y, al final, de crecer dentro de los entornos cambiantes y competitivos que rigen a las industrias en la actualidad.